
Tiempo de lectura: 7 minutos
La trombosis, según John Hopkins Medicine, es una condición que se produce cuando coágulos de sangre obstruyen los vasos sanguíneos. Si no se trata a tiempo, puede provocar graves consecuencias, como ataques cardíacos, dificultades para respirar, accidentes cerebrovasculares y pérdida de extremidades, entre otras.
Para prevenir esta condición, es fundamental tomar ciertas medidas, como mantenerse activo e hidratado, usar medias de compresión y seguir las indicaciones del médico.
En este artículo explicamos qué es la trombosis, por qué se forman los coágulos y cuáles son los factores que aumentan el riesgo. Además, comentamos qué estrategias pueden ayudarte a prevenirlos desde casa, incluyendo consejos prácticos sobre alimentación, movimiento, hidratación y otras acciones clave para cuidar el sistema circulatorio.
ÍNDICE
- Medidas preventivas generales para evitar la trombosis
- Medidas específicas para los viajes
- Factores de riesgo que pueden favorecer la trombosis
- Signos de alerta que pueden indicar trombosis
- ¿Cuándo se utilizan los anticoagulantes?
- ¿Qué es la heparina y cómo actúa?
- Relación entre trombosis y otras enfermedades
Medidas preventivas generales para evitar la trombosis
La trombosis se puede prevenir, y para ello solo hay que tomar algunas medidas y hacer ciertos cambios en los hábitos, según resalta National Blood Clot Alliance. Estas son las más importantes:
- Mantenerse activo y evitar el sedentarismo: mantener un estilo de vida activo es fundamental para prevenir esta y otras condiciones que afectan la salud. En un artículo en el que explicamos qué es el sedentarismo profundizamos más sobre el tema y brindamos algunas recomendaciones clave.
- Utilizar ropa holgada: El uso de ropa ajustada, especialmente en la cintura, las piernas o la ingle, puede dificultar la circulación sanguínea y favorecer la formación de coágulos. Por eso, los especialistas recomiendan el uso de prendas de vestir holgadas.
- Utilizar medias de compresión si un médico las recomienda: estas medias pueden ser muy útiles, ya que ayudan a mejorar el retorno venoso en las piernas y evitar que la sangre se acumule en las extremidades inferiores.
- Cambiar de posición con frecuencia: lo ideal es no permanecer más de una hora de pie o sentado. Permanecer en la misma postura por períodos prolongados puede dificultar el flujo sanguíneo, lo que favorece la formación de coágulos.
- Reducir el consumo de sodio: el exceso de sodio en la alimentación puede aumentar la presión arterial y contribuir a la retención de líquidos, lo que puede perjudicar la salud del sistema circulatorio.
- Tomar los medicamentos recomendados por el médico: algunas personas tienen indicación médica de tomar anticoagulantes u otros fármacos que ayudan a prevenir la formación de coágulos. Es fundamental seguir el tratamiento de manera responsable, respetando las dosis, horarios y controles indicados por el médico.
- Mantenerse hidratado: cuando el cuerpo está deshidratado, la sangre tiende a espesarse, lo cual puede aumentar el riesgo de que se formen coágulos. Tal como señalamos en nuestro artículo sobre la importancia de la hidratación, es necesario tomar agua a lo largo del día, especialmente en situaciones que favorecen la deshidratación.
- Aprender a reconocer los signos y síntomas de los coágulos sanguíneos: La detección temprana de un coágulo puede marcar la diferencia entre una recuperación sin complicaciones y una situación grave. Más adelante hablamos de esto y explicamos cuáles son los síntomas más importantes.
Este artículo cumple con un propósito educativo e informativo, y no reemplaza la opinión de un especialista. Las medidas que recién comentamos pueden no ser suficientes en algunos casos, por lo que recomendamos acudir a un especialista si se considera que se está en riesgo de padecer esta condición.
Un médico puede brindar recomendaciones personalizadas, hablar sobre los ejercicios de bajo impacto que pueden ayudar a mejorar la circulación y prescribir medicamentos si lo considera necesario.
Medidas específicas para los viajes
Las personas que hacen viajes de larga distancia, ya sea en avión, tren, bus o auto, tienen más riesgo de padecer de trombosis, sobre todo, porque permanecen durante varias horas en la misma posición.
La recomendación de Centers for Disease Control and Prevention para estos casos es hablar con el médico antes de viajar, sobre todo si se ha tenido problemas con los coágulos de sangre antes. En la mayoría de los casos, basta con tomar algunas medidas preventivas como:
- Levantarse, moverse con frecuencia y estirar las piernas, ya que esto ayuda a mejorar la circulación.
- Evitar el consumo de alcohol.
- Evitar cruzar las piernas, porque hacerlo puede interrumpir el flujo sanguíneo.
- Usar ropa holgada.
- Mantenerse hidratado y beber suficientes líquidos durante el viaje.
- Estar atento a los síntomas o señales relacionadas a la trombosis.
Si el médico lo recomienda, también se pueden utilizar medias de compresión para mejorar la circulación. Para complementar recomendamos leer uno de nuestros artículos, en el que explicamos cuáles son las consecuencias del tabaco, un producto que tiene una asociación directa con los problemas de salud cardiovascular.

Seguros de salud con cobertura mundial
Si eres nuestro asegurado, en Bupa disponemos del servicio de Videoconsultas Blua que permite comunicarte con profesionales de la salud de forma rápida y confiable para que recibas el asesoramiento médico que necesitas. Incluido en tu póliza, sin deducible o coaseguro.
Factores de riesgo que pueden favorecer la trombosis
Algunas personas tienen más riesgo que otras de padecer una trombosis, y esto se debe a un gran número de factores. Algunos de ellos tienen que ver con el estilo de vida y se pueden modificar, mientras que otros no son modificables, como la edad.
Para hablar de esto, tomamos como referencia un artículo de National Heart, Lung and Blood Institute, que destaca los siguientes factores de riesgo:
- Tener más de 40 años.
- Tener antecedentes familiares vinculados a la trombosis.
- Padecer de ciertas condiciones médicas, como trastornos de coagulación sanguínea, afecciones cardíacas, diabetes, hipertensión, enfermedad renal y obesidad, entre otras.
- Permanecer inmóvil durante largos periodos de tiempo.
- Fumar.
- Estar deshidratado.
- Padecer de venas varices.
- Estar embarazada o haber parido durante las últimas seis semanas.
Aunque no todos se pueden modificar, algunos factores de riesgo se pueden controlar a través de una dieta cardiosaludable, ejercicio y buenos hábitos. En uno de nuestros artículos, en el que explicamos cómo prevenir un ictus, señalamos todas las medidas que puede tomar una persona para cuidar su salud cardiovascular.
Signos de alerta que pueden indicar trombosis
La Clínica Universidad de Navarra explica que los síntomas de la trombosis son generalmente locales, acompañados de dolor en el trayecto venoso de la pierna. Se trata de un dolor que muchas veces puede aumentar con la flexión dorsal del pie.
Otras señales también son:
- Hinchazón de las piernas.
- Calambres y dolor en las piernas, que por lo general empieza en las pantorrillas.
- Cambios en la coloración de la piel.
- Sensación de calor en la pierna afectada.
En otras ocasiones, la trombosis puede pasar inadvertida, ya que puede presentarse sin ningún tipo de síntoma. En otras, puede haber complicaciones graves, como una embolia pulmonar, que pueden causar presión en el pecho y falta de aire, sensación de aturdimiento o mareo, desmayos, aumento del ritmo cardíaco y tos con sangre.
En este tipo de situaciones, o cuando aparece un bulto en la pierna y no se conoce la razón, lo mejor es acudir a un especialista para recibir un diagnóstico y el tratamiento que corresponda en caso de que se trate de trombosis o de otra condición de salud.
¿Cuándo se utilizan los anticoagulantes?
Los anticoagulantes son medicamentos que ayudan a prevenir la formación de coágulos sanguíneos o a evitar que los ya existentes aumenten de tamaño. Por lo general, se recomiendan a personas con alto riesgo de trombosis, ya sea por condiciones médicas preexistentes, antecedentes familiares, cirugías recientes o inmovilización prolongada.
Quienes tienen condiciones que favorecen la formación de coágulos, también pueden recibir una prescripción médica para consumir este tipo de fármacos, ya que los coágulos pueden desplazarse al corazón o al cerebro y causar un accidente cerebrovascular.
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés), explica que estos tipos de medicamentos se administran para reducir la probabilidad de desarrollar complicaciones como las que recién mencionamos. Asimismo, resalta que es posible que un profesional de la salud los recete si una persona se ha sometido recientemente a una cirugía, ya que, debido al proceso de recuperación, puede pasar mucho tiempo inmovilizada.

¿Qué es la heparina y cómo actúa?
La heparina es uno de los medicamentos anticoagulantes más comunes, y se utiliza para prevenir la formación de coágulos sanguíneos o para evitar que los coágulos existentes se agranden. Este fármaco se suele administrar por vía intravenosa o a través de inyecciones.
Su mecanismo de acción consiste en potenciar la actividad de una proteína natural del cuerpo llamada antitrombina III, que a su vez bloquea la acción de varias enzimas clave del proceso de coagulación. De esta forma, la heparina impide que se desarrolle la red fibrilar que da consistencia al coágulo, manteniendo la sangre fluida.
MedlinePlus señala que la heparina la puede aplicar una enfermera u otros proveedores de atención médica, y que incluso los propios pacientes pueden inyectarse este medicamento, siguiendo las instrucciones de un médico. De cualquier manera, lo mejor es acudir a un centro de salud para evitar complicaciones y recibir la dosis adecuada.
Relación entre trombosis y otras enfermedades
La trombosis está relacionada con diferentes enfermedades, en algunas de las cuales, es un factor de riesgo importante, como sucede con los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades del sistema circulatorio.
En otras, la relación es inversa, ya que son las otras enfermedades las que son un factor de riesgo para el desarrollo de la trombosis. Una parte de ellas la mencionamos en apartados anteriores, pero la lista es larga e incluye también las infecciones, que causan inflamación y pueden desencadenar la formación de coágulos sanguíneos, según resalta WebMD.
Fuentes:
- https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/deep-vein-thrombosis/symptoms-causes/syc-20352557
- https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/trombosis
- https://www.cdc.gov/blood-clots/risk-factors/travel.html
- https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/thrombosis
- https://www.stoptheclot.org/about-clots/prevention-3/
- https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682826-es.html
- https://www.nhs.uk/medicines/anticoagulants/
- https://www.healthdirect.gov.au/surgery/reducing-your-risk-of-developing-a-blood-clot
- https://www.ahrq.gov/patients-consumers/prevention/disease/bloodclots.html
- https://www.nhlbi.nih.gov/health/venous-thromboembolism/causes